miércoles, 21 de abril de 2010

Green Bridge

Mile End Park, Londres



martes, 20 de abril de 2010

Un terreno

Alain de Botton
La arquitectura de la felicidad (2006)

Un terreno en algún lugar... Durante algunos cuantos millones de años permaneció dormido bajo un manto de hielo. Luego un grupo de personas de mentón pronunciado se establecieron en él, encendieron fuegos y, sobre un pedestal de piedra, sacrificaron algún animal en honor de dioses extraños. Pasaron milenios. Se invento el arado y se sembro trigo y cebada. El terreno perteneció a los monjes, después al rey, mas tarde a un comerciante y finalmente a un granjero que recibió una generosa suma del gobierno para cederlo al progreso de las margaritas y tréboles. 


El terreno ha tenido una vida accidentada. Un bombardero alemán que se desvió de su objetivo lo sobrevoló durante la guerra. Algunos niños han interrumpido largos viajes en coches para vomitar en sus linderos. Algunas personas se han tumbado en él al anochecer y se han preguntado si las luces que había sobre ellos eran estrellas o satélites. Los ornitólogos lo han atravesado a pie y han avistado familias de colirrojos... los zorros han merodeado por él. Los ratones han salido a explorarlo. Las lombrices han mantenido la cabeza bajo su tierra. 


Pero el tiempo se acaba para el terreno. El trozo donde crecen los dientes de león pronto serán el salón del numero 24. Unos metros más allá, entre las amapolas estará el garaje del numero 25, y allí, entre las flores blancas, su comedor, donde alguien que aun no ha nacido discutirá con su padres un día. Sobre el seto estará la habitación del niño, decorada por una mujer que trabaja ante un ordenador en una oficina con aire acondicionado de un parque empresarial cercano a una autopista. Un hombre en un aeropuerto del otro lado del mundo echará de menos a su familia y pensará en su hogar, cuyos cimientos se excavarán  donde hay un charco. La urbanización hará todo cuanto pueda para reflejar su época y demostrar su inevitabilidad, y no dirá nada de los colirrojos, los picnics, o las largas noches de verano...  

domingo, 18 de abril de 2010

En el origen del jardín

Julien Gracq
A lo largo del camino (2007)

Huertos: acumulación de savia y de suculencia que está a medio camino entre la vegetación salvaje con predominio leñoso, y la quintaesencia del fruto maduro que explota y se funde sobre la lengua. Con... toda la gama de matices y estados intermedios que los separan: cerca todavía de los jugos puros de la pradera en la lechuga y en la acedera, muy similar ya a la baya en la vaina azucarada del guisante. Tengo a la vista, desde mi mesa de trabajo, un huerto que se reparten cuatro o cinco hortelanos, y me parece asistir siempre, desde que vuelve la primavera, a la alternancia sin prisa del sol y el riego, (solve et coagula) a las pacientes operaciones en dos tiempos de una alquimia primitiva, que no pretende alcanzar los estados gloriosos de la materia vegetal, sino solamente - a medio camino- un concentrado rico en espíritus vitales, no separado todavía de sus raíces ni de su ganga terrena, y cuya sublimación sólo podrán concluir la olla y la cacerola, a guisa de retorta y atanor.

Este espíritu vegetal (como hay espíritus animales) todavía muy lleno de los jugos de la tierra y camino de la trascendencia gastronómica, pero demasiado poco desprendido aún del humus para poder alcanzarla, es el que exalta para mí, en la lengua y sobre el paladar, la bella palabra légumes, una de las más expresivas de la lengua francesa (basta compararla con el indigente vegetables británico) y en la que, al pronunciarla, nada iguala en virtud aperitiva, la suculencia de a la vez carnosa, terrosa y nocturna.